Un día como hoy, Vilas comenzaba a hacer historia en el teni

Gise

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El 25 de noviembre de 1973 lograba su primer título profesional, actividad que con los años populizaría como nadie y le permitiría convertirse no solo en el más grande tenista argentino, sino también en uno de los referentes del deporte nacional
Hace 32 años Guillermo Vilas lograba el primer título profesional de una carrera que terminaría ubicándolo no solo como el mejor tenista argentino de todos los tiempos, sino también como uno de los más importantes referentes del deporte argentino.

Vilas, zurdo para jugar, se consagró campeón del Torneo Abierto de la República el domingo 25 de noviembre de 1973, cuya final ante el sueco Bjorn Borg se había disputado en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.

Ese encuentro había tenido parciales de 3-6, 6-7, 6-4, 6-6 y un abandono de Borg debido a un fuerte golpe en su espalda cuando iban 6-6 en el tie break.

En consecuencia, no pudo continuar jugando y el título quedó en poder del argentino, quien ya venía pisando fuerte en el circuito.

Vilas nació en el Instituto del Diagnóstico de esta ciudad el 17 de agosto de 1952 pero su infancia transcurrió en Mar del Plata. Con los años, y poco antes de incursionar en el tenis, acabó por abandonar su estudios de abogacia.

A los 18 años, mientras se repartía entre la ciudad playera y la Capital Federal, ya era número uno de la Argentina.

Hasta entonces, el tenis era un deporte solo de elite que él, Vilas, consiguió acercar a un publico mucho más amplio. Se le debe, entonces, la popularidad que adquirió esta actividad que hoy se encuentra en su punto más alto gracias a los Gaudio, Nalbandian y Coria, entre muchos otros. A punto tal que gracias a sus costumbres no eran pocos los que también comenzaron a utilizar vinchas para realizar actividades físicas. En 1974, cuando se alzó con el Masters –algo que consiguió también la semana pasada David Nalbandian- provocó una avalancha de seguidores para el tenis.

Lo mejor de Vilas se vivió en los años 70, cuando alcanzó los mayores logros. Fueron 61 los títulos conseguidos hasta el 30 de mayo de 1989, cuando decidió retirarse.

Con los años se dedicó a la literatura y hasta editó un disco que se hizo muy popular en 1990/91: “Tu eres para mi lo que llamo mujer” decía el estribillo de su canción más conocida.

Pero más allá del traspié musical, nada quita que desde el punto de vista deportivo se ganó el derecho a figurar en el Museo del Tenis y en el Salón de la Fama de Newport, en los Estados Unidos.

Su dupla con José Luis Clerc –otro gran exponente de la actividad pero en menor medida, claro- fue algo histórico; tanto como la enemistad que había entre ambos. A punto tal, a veces, que cuando jugaban dobles ni se hablaban y hasta se sentaban alejados entre cada set.

“Mi relación con él no es ni buena ni mala. Solo trato de evitar cualquier roce, cualquier contacto”, había dicho en 1983, antes de un encuentro por la Davis ante los Estados Unidos.

Tuvo una serie de 50 partidos consecutivos de triunfos, racha que cortó Ilie Nastase.

Una de sus frases más simbólicas es la que dijo a El Gráfico en 1974: “Por suerte, Dios me hizo tenista”. Pero tampoco puede olvidarse la de 1979: “Mientras yo no gane tienen razón los que dicen que estoy acabado. Pero cuando yo gane un torneo importante, o tenga buenos resultados, que me escuchen”.

Sin embargo, de todas sus expresiones, tal vez nunca haya resumido la soledad del deportista –y sobre todo del tenista- como cuando contó que “nunca” había estado “más solo” en su vida que cuando fue “el número uno en 1977. Era un cardo. Solo, solo. La gente puede pensar que fue una temporada espectacular: yo deseaba que terminase rápido”.
 
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