Qué malos hábitos "restan" en una relación de pareja
Hay ciertas actitudes, tal vez comunes e inconsciente, que atentan contra el normal funcionamiento de un vínculo amoroso, y pueden llevarlo al fin. Cuáles son y cómo mejorarlas
"Contigo pan y cebolla" es una frase que, por más romántica e idílica que sea, en la mayoría de los casos no se cumple. Los malos hábitos de ambos miembros de la pareja pueden atentar contra un vínculo feliz, e incluso destruirlo.
Por eso, los especialistas señalaron las cuatro actitudes más nocivas y el modo de cambiar el rumbo, según publicó la revista Psicología Positiva. Ellas son:
1- La mentira reiterada: es la más utilizada cuando no existe una explicación ante una conducta incorrecta. Pero ésta quiebra la confianza en la pareja y le resta fiabilidad. Además, según los psicólogos, es indicio de inmadurez y neurosis en quien la implementa.
Los especialistas aconsejan al miembro afectado por las mentiras del otro exigir un cambio, pedir siempre la sinceridad. Una relación verdadera no puede estar basada en mentiras.
2- La incomunicación: la falta de diálogo es una de las principales causas de ruptura. Si bien es normal que, con el correr de los años, cada miembro de la pareja vaya tomando su camino, siempre es bueno compartir estas nuevas experiencias con el otro.
Para los profesionales, la mejor manera de que esta situación no llegue a un punto sin retorno es a través de la prevención, ya que después, con el hecho consumado, es muy difícil volver atrás. Por eso, aconsejan siempre alimentar el diálogo, y tomar la iniciativa cuando notés que lo estás perdiendo.
3- El mal humor: si bien es normal y hasta necesario para el cuerpo y la mente reaccionar mal ante ciertas situaciones, hay algunas personas que se enojan todo el tiempo y terminan descargando su ira contra aquellos que más quieren.
En estos casos, los psicólogos aconsejan a quien recibe los maltratos charlar con el otro para ayudarlo a identificar realmente lo que le molesta. En una charla tranquila, hacerle entender que tiene que reaccionar de otra manera, porque si no los que lo quieren podrían huir de su lado.
4- Los celos: muchas veces, la inseguridad, el miedo a perder a la persona amada o la ansiedad llevan a uno de los miembros de la pareja a desconfiar y obsesionarse con el otro. Un poco está bien, pero no en demasía. Los celos son señal de egoísmo e intolerancia, y pueden dañar con mucha facilidad la relación.
Los especialistas recomiendan, en estos casos, fortalecer el diálogo continuo, la confianza y el contacto amoroso. Además, también es bueno preguntar al otro cuáles son las causas concretas de los celos, y ayudarlo a que se acepte y confíe más en sí mismo. Si él o ella reconoce que tiene una actitud posesiva, es porque ya dio el primer paso en el camino del cambio de actitud.
Hay ciertas actitudes, tal vez comunes e inconsciente, que atentan contra el normal funcionamiento de un vínculo amoroso, y pueden llevarlo al fin. Cuáles son y cómo mejorarlas
Por eso, los especialistas señalaron las cuatro actitudes más nocivas y el modo de cambiar el rumbo, según publicó la revista Psicología Positiva. Ellas son:
1- La mentira reiterada: es la más utilizada cuando no existe una explicación ante una conducta incorrecta. Pero ésta quiebra la confianza en la pareja y le resta fiabilidad. Además, según los psicólogos, es indicio de inmadurez y neurosis en quien la implementa.
Los especialistas aconsejan al miembro afectado por las mentiras del otro exigir un cambio, pedir siempre la sinceridad. Una relación verdadera no puede estar basada en mentiras.
2- La incomunicación: la falta de diálogo es una de las principales causas de ruptura. Si bien es normal que, con el correr de los años, cada miembro de la pareja vaya tomando su camino, siempre es bueno compartir estas nuevas experiencias con el otro.
Para los profesionales, la mejor manera de que esta situación no llegue a un punto sin retorno es a través de la prevención, ya que después, con el hecho consumado, es muy difícil volver atrás. Por eso, aconsejan siempre alimentar el diálogo, y tomar la iniciativa cuando notés que lo estás perdiendo.
3- El mal humor: si bien es normal y hasta necesario para el cuerpo y la mente reaccionar mal ante ciertas situaciones, hay algunas personas que se enojan todo el tiempo y terminan descargando su ira contra aquellos que más quieren.
En estos casos, los psicólogos aconsejan a quien recibe los maltratos charlar con el otro para ayudarlo a identificar realmente lo que le molesta. En una charla tranquila, hacerle entender que tiene que reaccionar de otra manera, porque si no los que lo quieren podrían huir de su lado.
4- Los celos: muchas veces, la inseguridad, el miedo a perder a la persona amada o la ansiedad llevan a uno de los miembros de la pareja a desconfiar y obsesionarse con el otro. Un poco está bien, pero no en demasía. Los celos son señal de egoísmo e intolerancia, y pueden dañar con mucha facilidad la relación.
Los especialistas recomiendan, en estos casos, fortalecer el diálogo continuo, la confianza y el contacto amoroso. Además, también es bueno preguntar al otro cuáles son las causas concretas de los celos, y ayudarlo a que se acepte y confíe más en sí mismo. Si él o ella reconoce que tiene una actitud posesiva, es porque ya dio el primer paso en el camino del cambio de actitud.