Tire su vieja muñeca inflable

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Tire su vieja muñeca inflable y cámbiela por una 'Real Doll'


La historia de las muñecas inflables se remonta a la 1ra Guerra Mundial. Un siglo después, los consumidores pueden elegir los rasgos y la apariencia que quieren que tenga su juguete sexual.

| 27/04/2009 | 15:44


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La historia de las muñecas inflables, el juguete sexual para hombres por excelencia, se remonta a la 1ra Guerra Mundial. El objeto con forma femenina servía para que los marinos japoneses no se sintieran tan solos durante sus largas misiones.
Las formas más evolucionadas de las muñecas fueron primeramente desarrolladas en Japón y Alemania durante los finales de la década de 1930 y comienzos de la década de 1940. La muñeca 'Bild Lilli' fue a mediados de los años 50 una muñeca alemana que se vendió como un juguete sexual para hombres, y cuyo diseño es reputado por haber inspirado a Ruth Handler para hacer la primera muñeca Barbie.
Medio siglo después, a mediados de los 90, comenzaron a ser comercializadas las 'Real Dolls'. El éxito de esta nueva versión de la muñeca inflable (que no se infla) ha llevado a otros a tratar de entrar al mercado de muñecas de alta calidad, normalmente usando materiales nuevos.
El pedazo de plástico inflado con tres agujeros ha sido reemplazado por auténticas imitaciones de mujeres realmente explosivas.

En Japón, país que acoge la mayor industria de ‘maniquíes sexuales’, se encargan a gusto del consumidor, que en muchas ocasiones coincide con muñecas a imagen y semejanza de sus estrellas porno nacionales.
Rasgos orientales aparte, USA también se ha apuntado al negocio del sexo material con ‘babys’ occidentales y la demanda es tal que no deja de haber nuevos modelos listos para próximos lanzamientos.
La empresa Real Doll, ofrece la posibilidad de que el consumidor elija entre las 16 caras que oferta para conjuntarlas con uno de los 10 cuerpos de los que dispone.
Eso no es todo, Real Dolls, también ofrece modelos másculinos y hasta muñecas travestis.
Con un costo de entre €4.500 y €6.000, estos maniquíes tienen pelo natural y un tacto casi humano. Están hechas con una estructura totalmente articulada que permite un posicionamiento anatómico mucho más amplio que las muñecas de toda la vida; hieráticas y aburridas.

Hechas de silicona, su carne parece auténtica. Tienen una textura muy suave y son elásticas, permitiendo que sus cuerpos se alarguen más del 300%. Resistentes tanto al agua como al calor, tienen una larga vida útil -aunque no hace falta adquirirlas para siempre: pueden alquilarse- y siempre están disponibles.
Aun así, todavía queda mucho que mejorar en el mundo de las sex-dolls. Toda esta perfección creada con la última tecnología será superada en breve de manos del ingeniero alemán Michael Arriman, que está ultimando un androide femenino capaz de responder a estímulos sensoriales.
 
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